martes, 10 de diciembre de 2013

Deporte y sociedad.


  • El valor del deporte en la sociedad.
El deporte tiene un enorme valor social y tiene el poder de arrastrar y unir grandes masas. Pero ha ido perdiendo valor hasta tal punto que su credibilidad como actividad formadora se ha puesto en cuestión porque se no se valora el camino y se persigue solo el resultado, cayendo en el famoso dicho 'El fin justifica los medios'. El doping es el resultado de esta manera de enfocar el deporte. Muchos deportistas han sido iconos, mitos y héroes durante muchos años, y ahora van cayendo uno tras otro y, con ellos, los sueños de muchas personas que han creído en ellos y los han tenido como ejemplos a seguir durante mucho tiempo, y ahora ellos se han dejado seducir por la gloria, la fama, el dinero, el éxito…
En esta sociedad capitalista en la que vivimos se dice que todo tiene un precio en esta vida, pero nuestros principios y valores no deben tener precio y ni siquiera tendrían que estar en venta.
El deporte y los deportistas ejercen una enorme influencia en la sociedad y por ello se debería tener mucho más cuidado en su utilización. En los últimos años, el espíritu competitivo ha destruido los sentimientos de cooperación y solidaridad porque se ha concebido el éxito como el estallido de la ambición personal y la supresión del miedo a no triunfar, y no como el resultado del amor al trabajo bien realizado.
El deporte debe ser utilizado en todos los ámbitos sociales como instrumento de cambio y transformación, pero para ello se debe transmitir y utilizar de la manera adecuada para que tenga el impacto correcto.
  • El deporte como herramienta de transformación social.
El deporte debe verse como una actividad corporal que altera toda la persona, estimula las distintas capacidades y dimensiones, y fortalece y dinamiza sus múltiples inteligencias, como la corporal, la emocional y la social en especial, que ayuda a cultivar las relaciones humanas.
Debe ser practicado de un modo continuado que enseñe a dominar y a canalizar emociones negativas, y a expresar y comunicar adecuadamente emociones positivas. Debe considerarse como actitud ante la vida. Su práctica requiere disciplina y autocontrol, y educa en el conocimiento y dominio de sí mismo.
El deporte es una escuela de valores nobles como la lealtad, el sufrimiento... siendo las virtudes de un buen deportista la lealtad, la obediencia, el espíritu de renuncia, la fidelidad a los compromisos, la modestia, la generosidad, la honestidad...
El deporte desarrolla el carácter, hace valiente a la persona, ayuda al desarrollo intelectual, y fortalece la resistencia y la voluntad.
También fortalece la resiliencia, que es la capacidad de levantarse, adaptarse y ser flexible ante las situaciones nuevas y/o difíciles.
La manera de recorrer el camino que lleva a la obtención de los objetivos es la diferencia entre los verdaderos ganadores y perdedores, y lo que da el auténtico sentido a practicar deporte. El deporte no debe ser vendido como un instrumento que ayuda a conseguir objetivos, sino como una enseñanza, una escuela de la vida que aporta valores que ayudan a conocerse a uno mismo y a crecer como persona para recorrer el camino de la vida de forma noble y auténtica. Si se siguiera en la sociedad este mensaje, las próximas generaciones no necesitarían doparse porque saben que el objetivo no es ganar, sino dar lo mejor de sí mismo en el camino, y recorrerlo de forma honesta, reconociendo esta actitud como la verdadera victoria del deportista.
  • Deporte y violencia en la sociedad.
La violencia en el deporte se da tanto en las canchas como en la grada, entre deportistas, entre espectadores o contra los árbitros, etc. Esto se debe a la competitividad mal entendida, unida a la falta de educación deportiva donde se cree que lo importante solo es ganar, cuando el deporte debería generar todo lo contrario. Pero no solo la violencia es física. La violencia verbal que encontramos en los medios de comunicación es una vía de divulgación importante. Muchas veces portadores de comentarios y noticias son los que generan la agresividad.

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